El 26 de octubre de 1947 se corrió el Gran Premio Doble Vuelta de la Ventana, organizado por la Asociación de Fomento de la Ventana como preparación para el Gran Premio Internacional de ese año. La competencia, de 541 km, fue una de las primeras tras la Segunda Guerra Mundial y un regreso a las rutas para pilotos y vehículos. Entre los 25 competidores, destacaba Juan Manuel Fangio, quien participó con un Chevrolet 1939 adaptado en solo quince días.

La carrera, en un circuito en forma de ocho con salida y llegada en Sierra de la Ventana, fue una prueba exigente debido a la falta de preparación de muchos competidores y las difíciles condiciones del terreno polvoriento. Fangio, consciente de la competencia de pilotos locales como Esteban Fernandino, comenzó con una estrategia agresiva para no verse afectado por el polvo levantado por Oscar Gálvez. Gracias a su habilidad, logró superar a Gálvez de forma audaz, aprovechando su conocimiento del terreno y determinación.

La largada de la competencia se organizaba por lotes. El primero sería para los ganadores de etapas y clasificados hasta el 5 lugar en los Grandes Premios, el resto se sortearía detrás. Las máquinas salían en intervalos de un minuto entre sí. En la largada salió en punta Oscar Gálvez dejando una gran polvareda detrás de su Ford. Cuando en los caminos la tierra se levantaba por falta de humedad, era casi imposible acercarse a otro competidor; y por lo general, los competidores quedaban en fila india a una prudente distancia por largos trayectos. Y hasta que el antecesor no tuviera algún problema como por ejemplo una pinchadura, no era superado. Fangio sabía que Fernandino no esperaría a que mejore la situación con el polvo sino que iba a intentar sorprenderlo en cualquier momento. Así que aceleró y se acercó a Oscar bajo la estela polvorienta sin que éste se llegara a percatar de la situación.

La carrera contempló un recorrido por las siguientes localidades de la región serrana. Sierra de la Ventana, Saldungaray, Estomba, Cabildo, Bahía Blanca, Chasicó, Tornquist, Saavedra, Arroyo Corto, Pigüé, Coronel Suárez, Bathurst, D’Orbigny, Quiñihual, Roulet, Coronel Pringles y el Paraje Peralta.

Durante el trayecto, varios pilotos enfrentaron problemas, como abandonos por accidentes y desperfectos mecánicos. Sin embargo, Fangio mantuvo un ritmo constante y finalmente cruzó la meta en primer lugar con un tiempo de 5h 11′ 5″, superando por más de ocho minutos a Fernandino, y alcanzando un promedio de velocidad de 104,3 km/h. Esta victoria marcó el regreso triunfal de Fangio al automovilismo argentino, siendo su primera victoria de la posguerra, y consolidó su reputación como una leyenda en el automovilismo.

Como la Comisión de Fomento de Ventana, no podía afrontar los gastos de estadía, los participantes se alojaron en casas de familia del pueblo (corredor, acompañante y mecánico). Oscar Kaltenbach recuerda y nos comparte esta foto, donde «El Aguilucho» (Oscar Gálvez) paró en su casa. En la foto con los que él denominó «los cebollitas». (Elsa y Óscar Kaltenbach).

La foto de portada de esta nota, corresponde a la revista El Grafico. El edificio que allí aparece (Che Pepe), entonces correspondía: la puerta y ventana de la izquierda a la peluquería de Cipriano Blanco y las dos de la derecha a la tienda «La Confianza» de José Cuello. Las edificación ass pegadas atrás, entonces eran los domicilios de Amadeo Gorris (pintor de obra) y José Cuello respectivamente.

Este evento no solo mostró la destreza de Fangio, sino que también fue un reflejo de la pasión por el automovilismo en una Argentina que anhelaba volver a la normalidad tras el conflicto bélico.