Uno de los temas más frecuentes de la mitología universal es el mito del diluvio universal.
El diluvio es una gran catástrofe que terminó con los antepasados, que de algún modo eran considerados imperfectos; uno de los defectos más frecuentes de la humanidad que sufrió esta catástrofe era su vida caótica, desordenada, en muchos casos no se los consideraba verdaderamente humanos.
Por ejemplo, en el caso de los indígenas tehuelches del sur de la Patagonia, el diluvio fue el hecho transformador que exterminó a los antepasados hombres – animales de los tiempos míticos.
En esos tiempos, también los astros celestes tenían forma humana y todos vivían dificultosamente en la tierra, según los mitos que fueron recopilados en el siglo pasado.
La primeras noticias que tenemos acerca de la existencia de la creencia en un diluvio en las regiones meridionales de América, datan del siglo XVII, y fueron anotados por el jesuitas Diego de Rosales en Chile.
Según esta crónica, entre los indígenas de la Araucanía existían ideas al respecto que ellos consideraban equivocadas (ya que no coinciden exactamente con la tradición bíblica).
Rosales documento que los indígenas de Chile, sostenían que el diluvio se produjo por la invasión de las aguas marinas, una culebra de las tierras bajas, CaiCai, enemiga de los hombres hizo salir el agua del mar para acabar con ellos; pero a vez, había otra culebra aliada de los hombres y enemiga de la anterior Tenten, que cumplió un papel muy importante cuando se produjo la inundación.
Esta culebra vivía en un cerro con el mismo nombre, y llamó a los hombres para que buscaran refugio en el. Es así, que cuando el mar subía a pedido de Caicai, también subir el cerro a pedido de Tenten.
La Tierra se inundó por completo y sólo se salvaron aquellos que permanecieron en la cumbre de este cerro que se elevó por sobre los demás.
Un siglo después, es decir en el siglo XVIII, también un representante de la Compañía de Jesús, recopiló en la provincia de Buenos Aires un mito del diluvio que tiene como escenario justamente a la Sierra de la Ventana.
Hacia mediados del siglo XVIII los jesuitas habían emprendido una nueva y complicada empresa: crear reducciones en la provincia de Buenos Aires, es así que lograron fundar tres establecimientos, que aunque tuvieron corta duración en el tiempo nos posibilitan acceder a una copiosa información sobre los indígenas del área.
Entre las crónicas más destacadas se encuentra la de Joseph Sánchez Labrador, en la cual encontramos justamente noticias del diluvio.
“Hallase también entre estos indios una noticia confusa, y desfigurada con patrañas, del Diluvio Universal. Aseguran que sus antepasados les enseñaron, que antiguamente toda la Tierra se inundó y quedó cubierta de agua, menos un monte alto, llamado Casuhati (actualmente llamado Cerro Ventana).
En este momento se libraron de la inundación 5 personas, que se acogieron a él; y aseguran que después que se retiraron las aguas, salieron de las cuevas de las montañas varias gentes, que otra vez poblaron el mundo; pues los 5 del Monte Casuhati no eran bastantes para dar habitantes a toda la Tierra.
El Monte Casuhati (Cerro Ventana), se halla hacia el sur de la provincia de Buenos Aires, en la segunda serranía”.
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Vemos que ambas crónicas coinciden en lo mismo: el diluvio se produjo por invasión de aguas, por inundación; y en esta zona, el lugar en el que se refugiaron los que lograron salvarse fue Sierra de la Ventana.
La ubicuidad es otra característica del mito, el mismo hecho pudo haber ocurrido en muchas partes, todo depende del narrador.
Para el investigador Rodolfo Casamiquela, Casuhati significa precisamente “cerro que se inunda” o también “que crece”, en la lengua tehuelche septentrional, lo cual es coherente con su protagonismo en el momento mítico en que subieron las aguas y este cerro fue el único capaz de ofrecer asilo a aquellos antepasados, de la misma manera que lo fue el cerro Tenten en Chile.
Según este investigador, la similitud de los mitos sobre el diluvio recopilados en Chile y los que se han recopilado más tardíamente nuestro país, no nos tiene que hacer pensar en un origen Araucano o Mapuche del mismo, sino que, por el contrario, pueden tener su origen en la mitología Tehuelche. Además (independientemente de su origen) todos los pueblos indígenas del sur Argentino Chileno, creían que alguna vez se había producido una catástrofe de grandes dimensiones por la invasión de las aguas del mar. En todos los casos, siempre se salvaron unos pocos que lograron refugiarse en un lugar alto.
Es decir, este relato mítico que señala que alguna vez el mundo se tuvo que volver a poblar después de una gran inundación, tuvo como epicentro nada menos que a Sierra de la Ventana.
Por Graciela Hernández – Investigadora del CONICET.
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